Cuando compramos y terminamos de instalar una grifería, solemos pensar que el trabajo finalizó, pero es muy importante planificar el mantenimiento. Limpiar correctamente nuestras canillas es clave a la hora de evitar hongos, sarro o futuros atascos. Y, por otro lado, nunca está de más aprender a solucionar los problemas más comunes que suelen tener, como el desgaste del cuerito o tuberías tapadas. En esta nota, te compartimos todos los secretos para que tus griferías siempre luzcan como nuevas.
Limpieza: claves para no arruinar la grifería
Aunque no parezca, las canillas están muy expuestas a manchas y suciedad, ya que es muy común salpicarlas con pasta dental, elementos de higiene, maquillaje, comida o la misma agua. La clave es nunca utilizar productos químicos o abrasivos: podemos usar detergente, jabón blanco o incluso productos comerciales específicos para grifería. Pero, a su vez, también está creciendo la tendencia de usar productos naturales económicos que todos tenemos en casa. Algunos de ellos son:
- Vinagre blanco: usar un paño para frotar vinagre diluido con agua desinfecta y elimina manchas de la grifería.
- Bicarbonato de sodio: muy popular en el rubro limpieza, hacer una pasta con bicarbonato y agua o limón también puede ayudar a sacarle brillo a las canillas. Solo aplicala con un cepillo de dientes y dejá reposar por 10 minutos antes de enjuagar. Es una técnica ideal para las griferías de cocina, que pueden tener manchas más persistentes.
- Sal gruesa: para remover las manchas o suciedad acumulada, humedecé la sal gruesa con agua o vinagre blanco y frotala en el grifo. Luego, enjuagá hasta eliminar los restos.
Grifos: los problemas más comunes y cómo solucionarlos
Desde manchas difíciles hasta bloqueos en la salida del agua, hay muchos problemas que pueden desarrollar las griferías con el uso. La buena noticia es que todos pueden solucionarse con las siguientes técnicas:
Sarro
La acumulación de sarro es uno de los males más típicos de canillas. Para eliminarlo, solo debés frotar la mitad de un limón en toda la superficie. Luego, enjuagala usando agua tibia y secá con un paño.
Una vez que hayas combatido el sarro, recordá realizar una limpieza diaria para evitar que se vuelva a formar.
Pérdida de agua
Si una grifería gotea aún cerrada, lo más probable es que debas cambiar el famoso “cuerito” o válvula de goma. Hacerlo es muy sencillo:
- Cerrá la llave de paso del agua.
- Desarmá la canilla, ayudándote con un destornillador y una llave francesa.
- Sacá el cuerito viejo.
- Colocá el nuevo.
- Armá la canilla de nuevo.
- Abrí la llave de paso del agua y comprobá que funcione correctamente.
Cal
Otra razón muy típica de que la canilla se vea desmejorada o no funcione correctamente es la acumulación de cal, ya sea por una limpieza pobre o por la composición del agua de tu zona geográfica. De cualquier manera, puede solucionarse fácilmente mezclando una taza de vinagre con un tercio de bicarbonato. Solo deberás frotar la mezcla sobre las zonas afectadas y dejar reposar por cuatro horas antes de enjuagar con agua y un paño limpio.
Este tiempo de acción suele ser suficiente para limpiar tu grifería, pero si la cal es demasiada, muchas personas preparan la mezcla en una bandeja, desarman la canilla y sumergen las piezas para eliminar por completo la acumulación de cal.
No sale agua de la canilla
Ya sea que baje la presión de agua o no salga en absoluto, este problema es muy molesto. Primero, necesitás chequear si sucede en toda la casa o solo en un grifo en específico. Si el problema es en una canilla puntual, probá quitar el aireador y limpiarlo. También asegurate de que la llave del agua esté completamente abierta y que no haya ninguna fuga ni acumulación de cal.
Si probaste todo lo anterior y tu grifería sigue sin funcionar correctamente, es momento de consultar con un plomero, ya que el problema puede originarse en las cañerías.
¿Cuándo debo cambiar mi grifería?
Ya hemos recorrido los problemas típicos que pueden presentar las griferías y son solucionables, ya sea por nosotros o por un profesional. Aun así, hay ciertos casos donde no existe una solución y se recomienda reemplazar el grifo por completo. Por ejemplo, cuando hay roturas en el pico o grietas en el material, que pueden producirse por golpes accidentales. También, muchas veces sucede que el suministro de agua o la composición de la misma cambia y nuestra grifería no es la adecuada para soportar los sedimentos.
Al mismo tiempo, todo elemento del hogar tiene una vida útil y la de las griferías no suele exceder los 20 años. Por eso, pasado ese tiempo, los problemas serán cada vez más seguidos. Para cortarlo de raíz, se recomienda hacer un cambio del equipo: ¡incluso es una excelente oportunidad para adquirir una grifería más moderna!
¡El mantenimiento es la clave del buen funcionamiento de las griferías!
En conclusión, una grifería puede ser monocomando, tradicional, de colores o plateada, pero lo principal es que pueda funcionar de manera correcta, tanto en el baño como en la cocina. Para elegir la grifería ideal, recordá tener en cuenta estos consejos y el tipo de agua que saldrá de ella. Y, una vez que la tengas instalada en tu hogar, no te olvides de realizar una limpieza diaria y mantenimiento periódico.
¡Disfrutá de una grifería estética y funcional!